En el hall del Instituto Cervantes estaba la exposición “20 trajes para Europa”, en la que se aunaban literatura y moda. La exposición contaba con la obra de veinte diseñadores de moda, que se encargan de vestir la poesia y la prosa de grandes escritores castellanos, húngaros, neerlandeses y franceses.
El escenario elegido para la puesta en escena era magnífico, unos paneles traslúcidos y luminosos con el texto escrito sobre ellos dejaban ver el traje acorde al tipo de texto.
La sala oscura, rodeada de grandes paneles, literatura y diseños llamativos hacía que te sumergieses en un mundo etéreo, en el que sólo se podía dejar lugar a la imaginación. Mientras leías el texto, ideabas en tu mente cada imagen, cada escenario, los personajes... y con la ayuda de los diseños te hacías una idea final de las vestimentas que transmitían las propias palabras.
Bajo mi punto de vista algunos diseños no tenían mucho que ver con el texto al que pertenecían, pero se trata de algo subjetivo, puesto que lo que aporta cada texto es diferente en función de la persona que lo lea.
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